PortAmérica 2025: crecer está bien, pero a veces……
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        PortAmérica 2025 ha vuelto a demostrar por qué es uno de los festivales más queridos del calendario
Tres días. Más de sesenta mil personas. Un recinto que ya se queda pequeño, demasiado, para el sueño, por momentos demasiado gigante, de sus organizadores. PortAmérica 2025 ha vuelto a demostrar por qué es uno de los festivales más queridos del calendario: por su mezcla única de música, gastronomía y entorno. Aunque esta edición ha rozado el colapso logístico y humano, el alma del festival sigue intacta, pero rozando demasiado la línea roja, latiendo al ritmo de los fogones y los escenarios.
Jueves: entre lo interesante y lo prescindible
La primera noche fue una montaña rusa de grandes conciertos, buenos conciertos y cosas que no acabo de entender.
La jornada se inauguró en el tercer escenario del Portamérica, para los que conocen el recinto, un escenario ubicado en la zona de foodtrucks. Este escenario presentaba conciertos muy, muy interesantes, pero considero que bastante poco o mal promocionados. Abrió Javier Lekker, y tras él Taïn, una de las últimas incorporaciones al rooster de Esmerarte, pero que es una banda de lo más recomendable, y con una grandísima proyección. Los conciertos en los escenarios principales fueron inaugurados por NO TE VA A GUSTAR, una banda que no conozco, y no os puedo decir nada sobre ellos. A continuación llegó el turno de Siloé que ofrecieron uno de los mejores conciertos del festival, y aunque los hemos visto en innumerables ocasiones sobre el escenario, esté, a nuestro modo de ver, ha sido uno de sus mejores conciertos.
Sobre Mikel Izal y lo que puso sobre el escenario, poco puedo decir sin meterme en unos charcos totalmente prescindibles, casi tan prescindibles como su concierto en este Portamérica. Luego llegaron Los Tigres del Norte, rompiendo todas las etiquetas y demostrando que el corrido puede ser también un himno festivalero, pero que aún así, están lejos del nivel musical que un festival de la entidad de Portamérica debería ofrecer a su público.
Pero si alguien desató el verdadero terremoto fue CA7RIEL & Paco Amoroso. Su explosión de beats y teatralidad urbana dejó claro que la noche aún no había terminado. Todo lo que puedo decir de este concierto es bueno o muy bueno, era la primera vez que los veía sobre el escenario, y todo lo que allí se vió y se escuchó era exactamente lo que esperaba ver y escuchar, absolutamente brutales e icónicos. No se que les deparará el futuro, pero sí sé, que a día de hoy, son de lo mejor que anda girando por este planeta que llamamos tierra. Son puro magnetismo, tanto por su estética, como por su puesta en escena, como por ese sonido funky tan setentero, que han vuelto a poner en el centro del panorama musical actual.
Para acabar la noche, quedaban 3 conciertos, el primero de ellos LA LA LOVE YOU, una banda que tiene su público, pero que tanto sus canciones, a excepción de un par de ellas en el mejor de los casos, como su puesta en escena, es tan infantil, tan absurda, que no alcanzo a entender su éxito. VEINTIUNO es de esas bandas que siempre están bien, creo que por mis gustos musicales nunca les daría un 10 a sus conciertos, pero os puedo asegurar que nunca bajan del 7. Los conciertos de VEINTIUNO son sinónimo de buenas canciones, buen rollo y muy buen sonido. Y cerró RECYCLED J, que como no tengo ni pajolera idea del tipo de música que hace, pues no me gusto, pero @palomekefer que ha sido nuestra fotógrafa en esta ocasión y también es la directora de Urban NoSoloEsRuido, me informo que había estado realmente bien. Ojo!!! así como no me ha gustado RECYCLED J, en las 2 ocasiones que he visto conciertos de NATOS Y WAOR, estos me han parecido brutales.
Viernes: grandes conciertos y un gran descubrimiento
El viernes fue la jornada en la que se vivió uno de los grandes conciertos de este Portamérica 2025, os hablo del concierto de Love of Lesbian, quienes ofrecieron un concierto que fue casi una misa laica. El repertorio mezcló hits como "Club de fans de John Boy", "Allí donde solíamos gritar" con alguno de sus últimos temas que han crecido con la madurez del grupo. A Santi Bálmes y sus chicos se les notó especialmente cómodos sobre el escenario, y se marcaron sino el mejor, uno de los mejores conciertos que les he visto desde la primera vez que los disfrute sobre un escenario en un ya lejano SONORAMA 2008. Hablaras con quien hablaras, la opinión era casi unánime, habíamos visto uno de los mejores conciertos de Love of Lesbian. Como no podía ser de otra manera, Iván Ferreiro se subió a cantar con ellos un tema.
Otros grandes conciertos fueron los de Ivan Ferreiro y Molotov.
Iván Ferreiro volvió a subirse al escenario de PortAmérica y lo hizo como mejor sabe: con el corazón por delante y una banda que suena a gloria. Desde que pisó el escenario, el ambiente cambió. No hubo fuegos artificiales, pero no hacían falta; bastó con su presencia, su voz temblorosa pero firme, y esas letras que nos tocan donde más duele y a la vez consuelan.
El concierto fue un recorrido por su carrera, con paradas en sus temas más reconocidos y también en algunos de su último trabajo, "Trinchera Pop". Sonaron canciones como “El pensamiento circular” o “En el alambre”, pero fue cuando cantó “Años 80” que el público se vino abajo, cantando al unísono, con los ojos cerrados y una sonrisa de pura nostalgia.
Aunque el verdadero descubrimiento de este PortAmérica es el grupo malagueño SIKE, una de las propuestas más frescas del cartel de este PortAmérica. Formado en 2021 por cuatro jóvenes con pasión por la música, el grupo aterrizó en Galicia con las ideas claras: disfrutar, conectar y dejar huella, y personalmente a nosotros nos dejó un regusto a una banda que promete darnos grandes alegrías en un futuro no muy lejano.
Durante su concierto, dejaron claro que no son una banda cualquiera. Su sonido, que bebe del pop rock pero se atreve con mezclas y experimentos, envolvió al público con una fuerza contagiosa. Las canciones de su próximo trabajo, que en proceso de preparación, sonaron con garra y personalidad, mostrando todo lo que han crecido desde que comenzaron su andadura.
Con una actitud generosa sobre el escenario y una entrega total en cada tema, SIKE demostró que están preparados para dar el salto. Su actuación fue pura energía: riffs pegadizos, letras con alma y una complicidad evidente entre ellos y con quienes los escuchábamos.
PortAmérica fue testigo de cómo una banda emergente puede conquistar sin necesidad de artificios, solo con música honesta y muchas ganas. SIKE dejó claro que lo suyo va en serio… y que esto es solo el comienzo.
No sabía muy bien qué esperar del directo de Merino. Su concierto en PortAmérica fue un viaje emocional, de esos que te dejan con un nudo en la garganta y la piel de gallina. Con esa mezcla tan suya de pop delicado, folk y tintes electrónicos, consiguieron crear un ambiente íntimo incluso en mitad de un festival.
Abrieron con “He vuelto a casa”, y ya con eso nos desarmaron. Poco a poco fueron desgranando su repertorio, con temas como “Refugio” o “Todo lo que ya no ves”, que nos tocaron de lleno. Pero fue con “Aunque me duela” cuando el público se entregó del todo; cantábamos con ellos como si nos supiéramos la canción desde siempre.
Lo que más me sorprendió fue la conexión que tienen entre ellos y cómo logran transmitirse hacia fuera. Todo suena medido, pero nada forzado. Cada pausa, cada crescendo, cada silencio... parecía colocado justo donde tenía que ir.
El concierto de Molotov en el Portamería fue una experiencia que nunca voy a olvidar. Desde el momento en que llegué, la energía estaba al máximo. La gente ya estaba animada, algunos con camisetas de la banda, otros simplemente disfrutando del ambiente, que estaba cargado de expectativa.
Cuando finalmente salieron, el lugar explotó. La banda llegó con toda la actitud, como si cada miembro estuviera allí para darlo todo. En cuanto comenzaron a tocar, la energía se disparó. "Gimme the Power" fue un verdadero himno que hizo que el público se volviera loco. Las luces, el sonido, la interacción con la gente, todo era perfecto. Lanzando críticas sociales, hablando de política y de la vida de una manera cruda, pero con ese toque irreverente y con mucho sentido del humor que siempre caracteriza a Molotov.
Las canciones como "Voto Latino" y "Puto" fueron de las más esperadas, y cuando las tocaron, la gente simplemente estalló. La conexión con el público fue increíble, como si todos estuviéramos en la misma onda, disfrutando del momento y de la música rebelde de la banda.
Lo que más me gustó fue cómo Molotov no perdió la oportunidad de lanzar un mensaje sobre la situación política y social de México, pero siempre con ese toque de sarcasmo que los caracteriza. Y, por supuesto, también hubo espacio para la diversión, las bromas y las risas.
Cuando terminó el concierto, quedé con una sensación de satisfacción y adrenalina. Fue un show auténtico, sin filtros, lleno de energía y de mucha potencia. Molotov realmente sabe cómo conectar con su público y hacer de un concierto un verdadero espectáculo de rebeldía y diversión.
Ahora sería cuando os contaríamos como fue el concierto de Emilia (viernes) y Melendi (sábado) pero como no nos catalogan como medios de comunicación, nos dejaron fuera, así que en esta ocasión, no vamos a comentar nada de ellos, aunque viendo como tratan a los que allí vamos a trabajar, se catalogan ellos solitos.
El escenario de PortAmérica tembló cuando Alcalá Norte salió a escena. Los madrileños trajeron desde el barrio sucio y poético de la capital una descarga de energía difícil de olvidar. Su mezcla de post-punk, guitarras crudas y letras que huelen a callejón y a historia social conectó al instante con un público que, aunque al principio miraba con curiosidad, acabó totalmente entregado.
Desde que arrancaron con “La vida contemplativa”, el grupo dejó claro que lo suyo no es postureo ni artificio. Sonaron con fuerza, con verdad, con esa actitud que parece sacada directamente de un garaje de barrio en los 80 pero con una mirada totalmente actual. Temas como “Defensa Personal” o “Todo se pudre al sol” resonaron como himnos urbanos, y no faltaron momentos de pogo entre las primeras filas.
El concierto de Alcalá Norte en PortAmérica fue una bofetada de realidad, una celebración de lo cotidiano, de lo que se suele callar. En medio de un festival con propuestas muy diversas, ellos se plantaron con su estilo directo, sin edulcorantes, y triunfaron por eso mismo. Porque lo suyo es verdad. Y la verdad, cuando suena tan bien, se celebra.
Para cerrar la jornada del viernes el encargado era Barry B con un estilo fresco que mezcla rap, trap y sonidos urbanos, Barry B mostró por qué se está convirtiendo en uno de los nombres más prometedores de la escena nacional. Temas como “Mala influencia” y “No es un juego”.
Su puesta en escena fue sencilla pero efectiva, centrada en su presencia y carisma. El público respondió con entusiasmo, entregándose en cada beat y dejando claro que PortAmérica es terreno fértil para este artista.
Sábado: vértigo y celebración
El sábado 5 de julio en PortAmérica fue una jornada llena de música y emociones que no olvidaré. Desde temprano, el ambiente ya estaba cargado de energía y expectación por los conciertos que se avecinaba.
Carlos Ares abrió la tarde con su voz inconfundible y esa mezcla de tradición y modernidad que lo caracteriza. Interpretó temas como “Barco de papel” y “Dicen que no hablo claro”, que nos transportaron a las raíces de la música gallega con un toque fresco y muy personal. Fue un inicio perfecto para entrar en sintonía con el festival.
Travis Birds subió al escenario con esa sensibilidad que la define, ofreciendo un show íntimo y potente a la vez. Interpretó canciones como “Tú y yo” y “Renaissance”, con las que conectó de manera muy directa con el público, dejando claro por qué es una de las voces más cautivadoras de la escena actual.
En el showrocking pudimos disfrutar del concierto que dio La Mosca Valiente, que como siempre que se suben sobre un escenario pusieron a todo el público a saltar.
Llegó Duncan Dhu, que con su repertorio clásico hizo que todo el público cantara a pleno pulmón. No faltaron “En algún lugar”, “Cien gaviotas” ni “Jardín de rosas”, canciones que despertaron una ola de nostalgia y emoción entre los asistentes. Fue un momento especial, donde generaciones se unieron por la fuerza de sus melodías. Aunque eso sí, Duncan Dhu fueron Diego Vasallo y Mikel Erentxun, y a Diego Vasallo no se le vió por ningún lado, por lo que realmente fue un concierto de Mikel Erentxun tocando alguno de los clásicos de su antigua banda, eso sí, bastante más acústicos y lentos.
Sidonie llegó con su energía y su estilo único, haciendo vibrar a todos con “Carreteras infinitas”, “El incendio” y “Siglo XXI”. Su concierto fue una explosión de ritmo y buen rollo, que puso a bailar a los que estábamos allí desde el primer minuto.
Viva Suecia cerró la noche con un espectáculo intenso y cargado de emoción. Interpretaron temas como “Los años”, “A donde ir” y “Bien por ti”, canciones que levantaron a la gente y crearon un ambiente inolvidable para despedir la jornada.
Por último, Galician Army nos sorprendió con su propuesta fresca y llena de garra, aportando un toque local con un sonido que combinó tradición y modernidad, haciendo que la noche en PortAmérica terminase con un broche de autenticidad y energía.
Luces y sombras
PortAmérica es más que un festival: es una idea de comunidad, de mezcla, de apuesta por lo local sin renunciar a lo global. Pero este año también ha sido el más complejo logísticamente. Las cifras de asistencia hablan de éxito, sí, pero también de un punto de inflexión. Las colas, los accesos, los servicios: todo parece estar al límite, demasiado al limite, y el punto de desborde se está rebasando en momentos puntuales, lo que nos lleva a desear que la organización debería tener cuidado de no “morir de exito”.
Aun así, si algo quedó claro este 2025 es que PortAmérica tiene corazón. Y mientras ese corazón siga latiendo al ritmo de la música, del humo de las cocinas y de los abrazos al final de cada concierto, seguirá siendo uno de los festivales imprescindibles del verano.
Portamérica 2025 ha sido grande, muy grande, demasiado por momentos, pero sigue siendo algo especial, algo bonito, algo divertido, en lo que lo importante sigue siendo la música, y todo lo que rodea a la música, solamente la acompaña, sin llegar a eclipsarla.
 
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