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Rodrigo Cuevas y Alana en Pontevedra: romería, territorio y resistencia.

Crónica y galería de imágenes.

15/04/2025
Texto y foto: Diego Añon

 El pasado 12 de abril, el Recinto Ferial de Pontevedra vivió una de esas noches que no se olvidan fácilmente. Rodrigo Cuevas eligió Galicia para despedir su gira "La Romería", y lo hizo acompañado por Alana, en un concierto que fue mucho más que música: fue territorio, fue memoria, fue grito y fiesta.

 Los encargados de abrir la noche fueron Alana, que supo tejer un ambiente envolvente desde el primer tema. Su propuesta, a medio camino entre la tradición gallega y la electrónica emocional, sirvió como carta de bienvenida para un público con ganas de bailar, de escuchar y de dejarse atravesar por lo que venía.

 Y lo que vino fue Rodrigo Cuevas, que no apareció por el escenario como manda el guion, sino que lo hizo caminando entre el público, cantando, iluminado por un foco que lo convertía en el unico centro de atención y rodeado de una ovación que lo abrazó desde el minuto uno. Un gesto sencillo pero cargado de simbolismo: Cuevas no se sube a un pedestal, se mezcla, se funde, es uno más.

 A lo largo del show, presentó "Manual de romería" con esa mezcla ya marca de la casa: folclore, electrónica, teatro, crítica, emoción y mucha risa. La puesta en escena fue tan cuidada como intensa, con momentos de comunión colectiva y otros más íntimos, casi susurrados.

 Pero si hubo un instante que nos dejó la piel de gallina fue cuando, en medio del concierto, Rodrigo alzó la voz contra los proyectos de Altri y las minas que amenazan el corazón verde de Galicia. Denunció con claridad lo que muchos piensan y dicen en alto sobre los intereses empresariales que arrasan el territorio. Y no estaba solo: el público entero estalló en un grito común, unánime, que retumbó como una marea: “¡ALTRI NON! ¡ALTRI NON! ¡ALTRI NON!

 Ese momento bastaría para entender por qué este concierto fue tan especial. Porque lo que pasó en Pontevedra fue una celebración, sí, pero también una toma de posición. Una fiesta con conciencia. Una romería moderna donde el folklore se mezcla con lo queer, la palabra con el cuerpo, y la danza con la disidencia.

 Más de 4.000 personas bailaron, rieron y lloraron con un artista que, como pocos, sabe hacer de lo popular algo profundamente político y hermoso. Rodrigo Cuevas se despidió de Galicia y de los escenarios por una temporada como mejor sabe: con arte, con cariño y con rebeldía.