 
El FIV de Vilalba celebró este año su 18ª edición, y lo hizo superando de nuevo los 6.000 asistentes, según datos de la organización. Pero a diferencia del año pasado, cuando el festival recuperó por completo su alma al volver al centro de la localidad —concretamente a la Praza da Constitución—, este 2025 ha supuesto un paso atrás en algunos aspectos clave.
La edición de 2024, celebrada íntegramente en el corazón de Vilalba, fue un ejemplo de comunión entre música, público y entorno. A pesar del frío y la lluvia, las actuaciones gratuitas del sábado por la mañana llenaron el auditorio municipal desde el arranque de la Banda de Música de Vilalba hasta el final del karaoke, demostrando que el público responde cuando la propuesta está integrada en la vida del pueblo. Por eso cuesta entender que este año se haya optado por volver al Campo da Feira, un recinto mucho más amplio, sí, pero también más alejado y desconectado del núcleo urbano. Tras la pandemia, ya se había intentado consolidar este espacio, sin conseguir nunca (salvo alguna excepción) aumentar significativamente la asistencia. El año pasado se demostró que menos es más, y que el centro de Vilalba es el verdadero corazón del FIV.
La decisión de trasladar de nuevo el festival al Campo da Feira también tuvo consecuencias en la experiencia sonora y en la conexión con el entorno urbano. Aunque el FIV nunca ha destacado por una calidad acústica sobresaliente —en parte por celebrarse bajo una gran carpa abierta y en espacios urbanos rodeados de edificios—, lo cierto es que en la Praza da Constitución, el sonido siempre resultó, al menos aceptable. No ocurre lo mismo en el Campo da Feira, donde el rebote del sonido y la acústica abierta restan fuerza a muchas de las actuaciones. Además, el cambio de localización, aunque no suponga una gran distancia geográfica, sí marca una cierta desconexión emocional y comercial con el centro de Vilalba. Buena prueba de ello fue la menor afluencia de público en las actividades gratuitas del sábado al mediodía, que, celebradas de nuevo en la plaza, no consiguieron alcanzar el ambiente vibrante y abarrotado de años anteriores. Da la impresión de que el intento de crecer en capacidad ha tenido como contrapartida una pérdida de cercanía, alma y participación ciudadana, elementos que en 2024 brillaron con fuerza incluso bajo la lluvia.
Con todo, el FIV de Vilalba sigue siendo un referente para quienes huyen de lo mainstream y buscan una experiencia musical auténtica. En esta 18ª edición, nosotros cumplimos —si no me falla la memoria— con nuestra 14ª o 15ª asistencia. Desde la primera vez, el FIV ha sido nuestro punto de partida para inaugurar la temporada de festivales. Y lo sigue siendo, en buena parte, por el ambiente que se respira: amistoso, tranquilo y profundamente familiar. Hay algo muy especial en reencontrarte año tras año con esa “gente del FIV”, personas con las que solo compartes un fin de semana, pero con quienes charlas o te tomas algo como si fueran amigos de toda la vida. La hospitalidad de Vilalba es otro de sus grandes activos: comerciantes, hosteleros y vecinos te reciben con respeto, simpatía y un saber estar que convierte cada visita en una experiencia que deja huella. Es evidente, por todo esto, que la media de edad del público del FIV es algo más alta que en otros festivales, y precisamente por eso su propuesta es tan valiosa: aquí lo importante sigue siendo la música, no las experiencias 360º ni los festivales como parque temático. El FIV mantiene viva la esencia de lo que muchos entendemos por disfrutar de la música en directo.
Y como cada año, además de la gente de Vilalba y de los propios asistentes, una de las mejores cosas que tiene el FIV es toda la gente que trabaja para que podamos disfrutar de este fin de semana de música y diversión. Desde aquí quiero darles las gracias a todos. Si me olvido de alguien, pido disculpas de antemano. Gracias a la maravillosa gente que atiende en las barras, muchos de los cuales ya son más amigos que camareros. Gracias a quienes forman parte del equipo de seguridad, que velan para que vivamos el festival con tranquilidad y sin incidentes, y lo consiguen año tras año. Gracias al personal de limpieza, que mantiene todo impecable incluso en las noches más intensas. A quienes están en los food trucks, que a altas horas de la madrugada nos salvan con un bocadillo caliente y una sonrisa. A los técnicos de sonido, luces y producción, que hacen posible lo que disfrutamos sobre el escenario, aunque sabemos que trabajar en Vilalba a finales de abril no debe ser fácil. Y por supuesto, al equipo de organización, especialmente al departamento de prensa, con quien tratamos directamente y que siempre nos lo pone fácil. Este año, una mención especial para Lara, que demostró una paciencia y amabilidad infinitas. A todos ellos, GRACIAS.
VIERNES
La jornada del viernes, y por ende del festival, lo inauguró el músico residente en Vigo Adrian Timms, ante un recinto inicialmente muy vacío, pero que poco a poco fue cogiendo ambiente. No engaño a nadie si reconozco mi especial predilección por un "one man band" como es Adrian, un artista totalmente independiente y diferente a lo que ronda el panorama musical actual. A pesar de algún pequeño fallo técnico, su concierto fue una delicia. Cabe destacar que me sigue pareciendo de lo mejor de los últimos años su tema "Soldiers Dance on TikTok".
Tras Adrian Timms llegó el momento de bailar de la mano de Joe Crepúsculo, aunque en un horario "demasiado" temprano, las 21:00. Como era de esperar, el concierto fue un poco de más a menos, tanto en público como en la conexión con los asistentes. Joe empezó algo frío, pero terminó consiguiendo meterse en el bolsillo a los asistentes, para acabar bailando todos al ritmo de la "Máquina de Baile".
Llegó el turno de Varry Brava, una de las bandas con las que más he bailado y disfrutado en festivales. Pero he de reconocer que me decepcionaron bastante. Comentaron que era su tercera ocasión en el FIV de Vilalba, y que este era su primer concierto de la gira de verano, y se notó. Estuvieron algo fríos y distantes con el público, no consiguieron ganarse a la parroquia, aunque la cosa mejoró algo hacia el final del concierto. Esta no será recordada como una de sus mejores noches sobre el escenario.
Y llegó el turno de los que yo diría que eran la banda más deseada y esperada de la noche: The Rapants. Si eres una banda o músico que viene de fuera de Galiza a tocar, y te toca el mismo día que The Rapants, seas quien seas, te llames como te llames y tengas el caché que tengas, The Rapants van a ser siempre el gran grupo de la jornada y al que todos esperan. Y como es obvio, los cuatro amigos de Muros pusieron a todo el FIV patas arriba. Repasaron temas de su último trabajo, "La máquina del buen rollo", y de su corta y prolífica carrera. Nadie, absolutamente nadie en el FIV dejó de bailar y corear sus temas, algunos de los cuales a día de hoy ya son himnos, como "O avión", que llenó Vilalba de un buen puñado de personas "volando", o "La Mítica", con una de las mejores frases festivaleras: "Otro Johnny Cola que mañana no hay olas" ¿verdad Palomeke?. Ir a un concierto de The Rapants, ya sea en un festival, una sala o un bareto cualquiera, es garantía de buenas canciones, buen sonido y una gran fiesta para disfrutar.
Cerraron la jornada del viernes el dúo Galician Army, con una descarga de tecno, house, etc., que a mí sigue sin convencerme, pero que a día de hoy cuentan con una gran legión de seguidores. Entre ellos, Palomeke, que siempre que los ve en directo se deja la vida bailando. "Están locos estos jóvenes".
Entre conciertos tuvimos la suerte de contar con Rapariga DJ para amenizar los cambios de escenario. Esta DJ nunca defrauda y mantiene el pulso de la gente bailando y disfrutando.
SÁBADO
Como cada uno de los 17 años anteriores, la Banda Municipal de Vilalba abrió la jornada del sábado en horario de sesión vermú, ahora ya sí, en el corazón de Vilalba. Como en los últimos años, al principio no iba, pero me acerqué a disfrutar de la propuesta de la banda municipal, la cual es una gozada: interpretan grandes canciones del pop/rock de todos los tiempos llevadas a su terreno. Y, al igual que a mí, le gusta a mucha gente, porque siempre triunfan.
Tras ellos, y con algo de retraso, llegó el turno de Hydn, que subió al escenario acompañada de su equipo de baile para ofrecer una propuesta vibrante, en la que fusiona sonidos urbanos con lo que ella misma denomina "Gallenglish". Pese a que su estilo se aleja bastante del sonido predominante en el FIV de Vilalba, se agradece que el festival abra espacio a artistas con propuestas diferentes y arriesgadas. Hydn se entregó por completo en cada canción, y aunque su propuesta quizás no terminó de conectar con todo el público, dejó claro que lo suyo es energía, frescura y actitud.
Tras Hydn llegó uno de los grandes momentos del festival en la sesión vermú: la sesión del dúo de DJs Grande Osso. Estos dos amigos de A Mariña Lucense llevan años abriéndose camino en festivales a base de talento y pasión, firmando algunas de las mejores sesiones del circuito gallego. Iago y Dani, conocidos como Grande Osso, hicieron vibrar de nuevo la Praza da Constitución, demostrando —por segundo año consecutivo en el FIV de Vilalba— que lo suyo no es suerte: es calidad, carisma y conexión con el público. Su sesión fue una auténtica fiesta, y desde aquí solo podemos decir que ya va siendo hora de que Grande Osso cierren una jornada en el escenario principal del FIV… o de cualquier otro festival.
La sesión vermú finalizó, por segundo año consecutivo, con el karaoke, una propuesta que está ganando cada vez más adeptos y que ha demostrado tener una gran acogida. Todo apunta a que ha llegado para quedarse.
Ya por la tarde, la jornada del sábado la abrió Leria, no pude llegar al concierto, pero por lo que pude consultar, su propuesta pop-rock con tintes melódicos y toques electrónicos les está ganando cada vez más público allá donde van.
Tras ellos llegó el turno de León Benavente. Como ya sabéis, porque llevamos años diciéndolo, una de las mejores, sino la mejor, banda que hay a día de hoy en el panorama musical actual. Cuentan con uno de los mejores directos de la actualidad. Desde el minuto 1 demostraron que son unas bestias sobre el escenario y se metieron a todo el público en el bolsillo. Repasaron su último disco, y no faltaron sus grandes clásicos.
Después fue el turno de Shinova. Los vizcaínos llegaron al FIV de Vilalba pocas horas después de haber anunciado a través de sus redes que Ander, uno de los miembros de la banda, había dejado de formar parte de la misma. Shinova son rock, son un buen directo, con algunos de los mejores hits de los últimos años. Estuvieron a la altura de lo esperado, y al igual que León Benavente, se supieron ganar al público desde el primer acorde hasta el último.
Tras ellos, llegó el turno de Cycle. Aunque es una banda que no me disgusta —y creo que a muchos asistentes les sucede lo mismo—, Cycle no logró conectar con el público. Su propuesta no encajó en ningún momento, y se percibió una desconexión bastante notable entre la banda y los asistentes. Creo que el FIV de Vilalba, sumado a tocar justo después de Shinova, no es el mejor escenario para su estilo.
El broche final a la jornada, y por ende al FIV de Vilalba, lo puso JuancarSupersub DJ set. Para aquellos que aún no sepan quién es, os lo aclaro: Juancar es, en la actualidad, uno de los miembros fundadores —junto a su hermano Antonio— de Melifluo, una de las bandas que se perfilan como triunfadoras de este 2025. Además, fue batería de una de las grandes bandas del pop/rock español: Supersubmarina. Juancar ofreció una sesión basada en clásicos del indie/rock y se ganó al público desde el primer tema. Había mucha expectación por verlo tras el set de Cycle, y como muestra de ello, tras su actuación, casi nadie abandonó el recinto.
Y ya que hablamos de Juancar, Antonio y Melifluo, aprovecho para adelantaros que en los próximos días publicaremos un nuevo episodio de "Charlando Con", en el que tuvimos el placer de charlar con ellos.
Antes de concluir esta crónica, queremos agradecer al FIV de Vilalba el gesto tan amable que tuvieron con NoSoloEsRuido. Aunque no formó parte de la programación oficial, los responsables de prensa del festival y de I-Radiacrea nos ofrecieron una ubicación en el Parador de Vilalba para grabar un programa de "Charlando Con" con Grande Osso, una de las bandas participantes. Fue un verdadero placer poder realizar dicha entrevista en uno de los emblemáticos salones del Parador. Nuevamente, agradecemos al FIV de Vilalba todas las facilidades brindadas para cubrir el evento.
Y así llegamos al final de esta edición del FIV de Vilalba. Un festival que, una vez más, ha demostrado su capacidad para ofrecer una programación de calidad y sorprender a los asistentes con propuestas variadas. Desde las actuaciones en el escenario hasta los pequeños detalles que hacen grande a un evento de esta magnitud, el FIV sigue consolidándose como uno de los festivales más interesantes del panorama musical gallego.
No podemos más que agradecer a los organizadores, a todas las bandas que participaron y, por supuesto, a los asistentes, que con su energía y entusiasmo hacen que cada edición sea aún más especial. Si este año te lo has perdido, no dudes en reservar las fechas para el próximo FIV de Vilalba. ¡Nos vemos en 2026!