 
Dentro del ciclo Inverfest, festival que se celebra en distintas salas de Madrid, entre los meses de enero y febrero, con una doble cita el10 y el 11 de enero el encargado de subir al escenario y entretener a su público era Depedro, el nombre artístico de Jairo Zavala que suele estar acompañado por Héctor Rojo con su bajo y Martin Brull a la percusión. Es conocido también por haber sido miembro de La vaca azul con Javier Vacas, el que desde hace años es su mánager o por ser componente de otra banda simultánea como es Calexico, una joya de Tucson (Arizona) de la que ni os voy a hablar, simplemente os animo a verles el día 6 de febrero en la sala Villanos de Madrid. Una banda con un repertorio que me entusiasma y con un virtuoso a la batería. Y hasta aquí puedo leer.
La travesía musical de Jairo es inagotable, sus experiencias adquiridas de cada uno de los álbumes en los que ha trabajado, la cantidad de músicos de diferentes países con los que ha tenido la oportunidad de tocar, sumados a sus buenos gustos por la música de raíz o por el folclore popular de cada continente, hace que maneje con maestría la fusión y que se mueva con soltura dentro de todo tipo de música y coleccione amigos de gran diversidad cultural. Un disco suyo o incluso un concierto es como un anuncio de Benetton o como el Avecrem que siempre enriquece. En el 2017 exploró la música senegalesa en un documental que se llamaba Casamance, la b.s.o. de un viaje. Totalmente recomendable. Y desde la pandemia nos acompaña también ocasionalmente con unos conciertos de otra formación paralela a Depedro exclusivamente para divertirse, que formó con Martin y Héctor donde hacen un recorrido por la música americana para que su público se lo pase mejor si cabe que con el grupo oficial. Totalmente recetable.
Y su último álbum, “Un lugar perfecto”, que se publicó el pasado mes de abril es una muestra de ello, no solo por sus sonidos y que en cada tema nos puede recordar a una esquina del planeta sino también porque deja constancia de su diversidad musical ya que está producido por el venezolano Gustavo Guerrero, grabado en la Sierra de Madrid casi en su totalidad, mezclado en Australia y masterizado en California. Es un ciudadano del mundo como sus canciones.
La noche del 10 de enero tuvieron como teloneros a Marcos Coll un músico, madrileño de nacimiento y criado en Galicia donde a los 13 años empezó a tocar la armónica, y a finales de los 90´s entró en la Tonky Blues Band. Con ellos tocó con leyendas del blues y fue uno de los componentes de Los Reyes del K.O. referentes del Blues de nuestro país. Actualmente se divierte tocando fusión de música popular española y ha grabado un álbum llamado "Nómade" donde Jairo colabora tocando y produciéndolo y que es muy “da nosa terra”
Nos deleitaron tocando música gallega que por un momento me llevó a los buenos tiempos de Berrogüetto. Versionaron también el "Sodade" de la gran Cesária Évora llevándola a un plano casi instrumental y del que hemos escuchado infinidad de covers, aunque en esos instantes escuchándola allí en la Riviera me recordó a la grabación que ya hace más de 20 años el vasco Kepa Junkera en su disco "Bilbao 00:00 h" ya había bordado acompañado de Dulce Pontes, pero aquí los solos los hacía una armónica. Cuando sales airoso de unas comparaciones así es que realmente lo estás haciendo bien, pero además se les veía disfrutar y nos contagiaban su gozo mientras la sala se iba llenando para ver a Depedro.
Solo pasaban cinco minutos de las 21.00 h cuando apareció el de Aluche con su banda como siempre “bailongueando” y meneando las caderas. Esta vez eché en falta al otro Martin, al alemán que le suele acompañar con la trompeta y el acordeón porque es un músico que me encanta.
Abrieron el concierto con “La siembra” que nos trae el calor del trópico con esas maracas y que te invita a bailar agachando el culo y a mover la cadera a ritmo de su música. Le siguió “Un lugar perfecto” también de su álbum más reciente, un tema de ritmos brasileiros. Los temas nuevos fueron bien recibidos por el público, pero con la tercera canción nos remontamos al 2008, a su primer álbum. “Como el viento” …con esta surgió Depedro y eso se hizo notar. Acto seguido nos pusieron a saltar y a bailar como locos con “Nubes de papel” el tema con el yo me enganché a ellos y que he visto muchísimas veces en directo desde entonces y la verdad es que no me cansan nunca, los escuchas en casa o en el coche y están bien pero verles en directo es tan ameno, tan divertido, son tan entregados y suenan tan bien que puedes llevar a cualquier amigo a verles que sabes que no le van a defraudar aunque no les conozcan, que se enganchará y que será otro adicto más.
Entró Coque Malla para interpretar “Déjalo ir” perteneciente a Todo va a salir bien y con sus bailes y piruetas habituales disfrutó más que nosotros seguramente. Es un monstruo sobre el escenario, supo cuál era su sitio. Todo un gentleman.
Las siguientes canciones fueron “Un hombre bueno” y “La habilidad”, pero la noche que ya estaba interesante se puso más, y cuando Jairo presentó a Rozalén ya sabíamos el tema que venía a continuación “Lo que va pasando”, donde estas dos voces se acoplan a la perfección. Cantan bonito. Debo reconocer que esta chica canta fenomenal y cada vez que la escucho en alguna colaboración me gusta más su voz, como en “Gracias” con Viva Suecia, “La pena vuela” con Manuel García o “Otro vals” del dúo Fetén Fetén.
Llegó el momento de bajar del escenario y de que canten en medio del público, lo hacen siempre, les gusta la cercanía con sus fans, se les nota y lo hacen con “la vida es un carnaval “de Celia Cruz y la cumbia “El pescador”, lo disfrutamos al máximo los que ya lo sabemos y es algo que les alucina a los nuevos enganchados al universo Depedro.
Después de este espectáculo ya de vuelta al escenario presentaron a la gallega de pro, la reina, la inigualable Luz Casal que con su discreción, sonrisa y grandiosa voz nos deleitó acompañando a Jairo y los suyos con “Te sigo soñando” uno de los mejores temas que ha escrito el madrileño. Un tema que habla del amor y del cariño y que nos sigue gustando, aunque pasen los años además tiene unos solos de trompeta preciosos.
Habiendo dejado el listón tan alto una mujer con tantas tablas le tocó el turno a Morgan, (no era un papel fácil) una banda madrileña con Nina como cantante para acompañarlos en “Tu mediodía” otro tema de amor y con su voz tan dulce y algunos nervios no la oímos tanto como nos hubiera gustado. Después ya sin invitados sobre el escenario tocaron “Coreografía” mi tema favorito del último álbum, un tema con ritmos de guateque sesentero que me flipa junto con “La Gloria” me parece que serán titulares en todos sus conciertos. “La noche más oscura” un tema que escribió Jairo pero que interpretó en el álbum a dúo con Leiva. Les siguieron el “Que el amor nos salve” (que no se tituló ojalá porque ya lo había pillado Silvio) y a pesar de que me parece un tema muy difícil para cantarlo en directo pero lo defendió de lujo y “La fábula de la diferencia” nuevos temas que fueron muy bien recibidos con su “Panamericana” y su mítica versión de la “Llorona” con la que antes terminaba sus conciertos y esta vez utilizó para dejarnos coreando y volver a salir para interpretar “La niebla” un tema que cantó únicamente con su guitarra en la que los allí presentes contuvimos la respiración, ojipláticos.
Con “Diciembre” uno de los mejores temas de Depedro, aunque no le acompañó Pucho de Vetusta Morla como en otras ocasiones, pero es una canción tan bonita que tampoco lo necesita. Y para terminar después de dos horas un incombustible Jairo con todo su grupo, Marcos Coll y toda su banda, invitados (a excepción de Luz) montaron una fiesta mientras nos cantaban “Mañanita” que nos dejó un sabor de boca alucinante con el teclista de Morgan que estuvo soberbio y el músico de blues con su armónica haciendo solos, unido a los pasos de baile con vueltas de Coque, Martín Brull el argentino que nació bailando y demás familia pusieron el broche perfecto a una noche mágica y nos recargó a todos de un plus de energía. Espero verlos en directo mil veces más, y que duren muchos años sobre los escenarios. Les deseo lo mejor porque son buenos músicos y buena gentuza.
¡Que la música en directo no pare nunca!
 
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